martes, 2 de febrero de 2010

Presión ocular

Mientras esperaba que se terminara de lavar la ropa para poder colgarla e irme a trabajar, con la cara aún hinchada por las pocas horas de sueño y la frente sudada por la humedad estival, recibí la gratísima noticia de que El secreto de sus ojos está dentro de las nominadas a un Oscar como mejor película de habla no inglesa.

Me resulta increíble.

"Pablo Rago" tiene una novia. La asesinan. Gobierna Isabelita. La Justicia nunca resuelve el caso.
"Ricardo Darín" es el fiscal. Cree encontrar al asesino, pero no puede hacer nada, lo que lo sumerge en una especie de crisis existencial donde no sólo cuestiona su desempeño profesional sino también su relaciones sentimentales.
30 años después
"Darín" se entera de que el limado de "Rago" tiene al asesino encerrado en el fondo de su casa.
Venganza por mano propia, que le dicen.

El problema es que mi amigo Campanella se preocupa intesamente porque quede manifiesta la satisfacción adquirida gracias a la venganza, al ejercicio de la justicia por mano propia. Tan es así que el protagonista, el bien-intencionado-fiscal, a partir de ese descenlace, logra retomar las riendas de su vida, cerrar ciclos y emprender nuevas etapas, enamorase. Toca el cielo con las manos.
Cuando llego de trabajar, prendo nuevamente la tele y están los actores de la-película-vista-por-40milmillones-de-espectadores dando una conferencia de prensa.

Allí, tanto Francella como Villamil dan sentidísimos discursos sobre lo que representa El secreto de tus ojos, no sólo cinematográficamente sino socialmente, y bla bla bla. Por último, Darín se pone serio y afirma que ésta es una producción súper argentina, con todo lo bueno y lo malo que eso significa, y eso es importante porque está dirigida a nosotros, los argentinos, que tenemos serios problemas de memoria y que, tal vez, esta película aporte a ejercitarla, pero desde el lado de la construcción y no de la venganza.


Me parece que Darín se perdió el final de la peli, ése en el que "Darín" se relaja gracias a la calma que le da la venganza, la justicia por mano propia.





"No es razonable que los hombres sean jueces de su propia causa; el amor propio los hará juzgar en favor de sí mismos y de sus amigos y, por otra parte, sus defectos naturales, su pasión y su deseo de venganza los llevará demasiado lejos al castigar a los otros, de lo cual sólo podrá seguirse la confusión y el desorden (...) Concedo sin reservas que el gobierno civil ha de ser el remedio contra las inconveniencias que lleva consigo el estado de naturaleza, las cuales deben ser, ciertamente, muchas cuando a los hombres se les dejaser jueces de su propia causa (...) Podrá haber sociedad política allí donde cada uno de sus miembros haya renunciado a su poder natural y lo haya entregado en manos de la comunidad, y así, al haber sido excluido todo juicio privado de cada hombre en particular, la comunidad viene a ser un árbrito que decide según normas y reglas establecidas, imparciales y aplicables a todas por igual, y administradas por hombresa quienes la comunidad ha dado la autoridad para ejecutarlas".

John Locke. Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil. 1662

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