Caminaba con mi chico por Corrientes cuando encontramos de casualidad un sucucho (muy prolijo y pulcro, por cierto) en el que vendían discos de vinilo y libros. Ambos, extasiados. Un rato viendo cosas increíbles. Y otro rato. Y otro más. Hasta que encontré un ejemplar de "Nicaragua tan violentamente dulce". La elasticidad de mi piel era insuficiente para contener la sonrisa. Me tiraba a cara. "Señalo!". Y bueno, lo señamos. Impulso I. A principio de mes lo iremos a buscar. A veces está bueno reconocer el deseo, y cumplirlo.
Seguimos caminando. Entramos a un lugarcito a comer y me pedí unos ravioles fritos con pesto de rúcula. "Pedílos!". Impulso II. No estaban tan buenos, ni la salsa ni el queso rallado se adherían a la masa por la impermeabilidad de la fritura. Pero igual fui feliz: buenos impulsos, buenos empujones, buena noche.
1 comentario:
Larga vida al raviol frito!
Ahora solo falta probar los fideos al horno y la milanesa hervida!
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